Dado lo expuesto, el capital humano es dependiente de forma sensible a la calidad educativa que recibe una población determinada. En efecto, en esa formación es que se desarrollan competencias capaces de influir en la productividad de un agente económico o en la producción de una economía en general. No obstante, debe entenderse que esta educación no necesariamente debe ser formal. Cualquier forma de adquisición de competencias que tengan impacto en la productividad será considerada como un incremento en las condiciones del capital humano. Es por ello que muchas empresas toman a su cargo la formación de sus recursos humanos, circunstancia que sin lugar a dudas consideran una inversión que les rendirá frutos con el paso del tiempo.
Hoy en día puede verse que estas consideraciones en lo que respecta la formación de la masa trabajadora tienen un alto grado de asidero. En efecto, son los países con mayor grado de calificación en su población aquellos que tienen a su vez una mayor calidad de vida. Este hecho debe hacer reflexionar acerca de las bondades de una educación que sea accesible para todos y que tenga penetración en el mercado. En este sentido, el concepto de capital humano se construyó con la finalidad de teorizar sobre un aspecto que en el pasado había sido un tanto oscuro en lo que respecta a las consideraciones de la economía como disciplina. Las capacidades que desarrollan deben tenerse muy en cuenta porque podrán resolver una infinitud de problemas y sembrarán las semillas del futuro. En efecto, esta circunstancia explica en buena medida el motivo por el que países devastados luego de una guerra atroz pudieron recuperar su bienestar en algunas décadas mientras que otros se mantienen estancados mientras transcurre el tiempo.
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