Denominaremos trabajo al conjunto de actividades, remuneradas o no, cuyos resultados proporcionan bienes y servicios a los miembros de nuestra sociedad. Una definición útil a nuestros propósitos, pues engloba las tres clases de trabajo que expondremos a continuación.
Según esta descripción no todas las actividades consienten su catalogación como trabajo. La actividad introspectiva, en algunos casos heroica, no cabría en la definición propuesta. Resulta también difícil considerar como tal la contemplación extasiada de la belleza (animal, vegetal o mineral), y tampoco el solo esfuerzo equivale a trabajo. Por supuesto, escalar una montaña hasta los tres mil metros de altitud es empeño arduo, pero no suele calificarse habitualmente como trabajo.
La definición no requiere, por otra parte, que la actividad sea extenuante. Desde luego, incluye aquellas tareas denominadas autotélicas o no instrumentales, por carecer de una intención o propósito ajeno a sí mismas y su propia realización. En realidad, es difícil sustraer del trabajo voluntario sus cualidades autotélicas, como mostraremos más adelante. De todas formas, la mayor parte de los trabajos, obedecen a una necesidad que demanda atención obligatoria. La definición apuntada comprende aquellas actividades que se llevan a cabo por gusto o placer, por otra parte, no establece que el resultado de la actividad deba ser un objeto físico; puede tratarse también de un servicio (retribuido o no).
También es significativo el hecho de que la definición opte, desde el punto de vista metodológico, por prescindir de cualquier referencia a la utilidad social que pudiera derivarse del trabajo. El componente político (porque el grado de importancia que se le conceda dependerá de convicciones sociales, éticas y económicas) de esta interpretación del trabajo no es menos importante.
Todavía hoy los aspectos económicos, políticos y sociales del trabajo no son bien comprendidos, porque hasta los años sesenta, tanto en el ámbito académico como en la calle, “trabajo” era exclusivamente el realizado en el mercado laboral, bajo el nombre de trabajo asalariado o empleo remunerado.
Tres tipos de trabajo
El trabajo asalariado es un tipo de trabajo que se ejecuta en el mercado laboral a cambio de una contraprestación económica, aunque algunos de estos trabajos no pertenecen a aquella categoría, por ejemplo, el realizado por libre o freelance. El trabajo que se remunera cuando ha sido realizado en las condiciones en que se pactó es, desde luego, muy importante, pero solo un tipo de trabajo.
Dividiremos ahora el trabajo en tres categorías: 1) trabajo remunerado; 2) trabajo doméstico; y 3) trabajo voluntario.
1 – El trabajo remunerado
El trabajo remunerado recibe frecuentemente el nombre de ocupación o empleo. Independientemente de la mayor o menor propiedad de estos términos, lo que importa destacar es que la intención de esta denominación general es referirse a una actividad que da acceso al pago de una cantidad de dinero. Este importe puede adoptar la forma de salario, si el trabajador desempeña su tarea en el ámbito y bajo la dependencia de otra persona; beneficio, cuando lo percibe el dueño de los medios de producción; y pensión cuando su destinatario es una persona retirada del mercado laboral.
2 – Trabajo doméstico
El trabajo doméstico, también llamado reproductivo o de cuidados, admite muchas definiciones, principalmente por la dificultad de incluir todas las actividades (atender a los mayores, a los enfermos, los niños, las tareas de la casa, etc.), y las distintas clases (familiar y no familiar) de convivencia que comprende. Pero algunas constantes se repiten en todas ellas, como las que se refieren a la crianza de los niños, el cuidado en el hogar de los enfermos y otras que conciernen al bienestar de las personas que conviven bajo un mismo techo. Tienen que ver con las tareas relativas a los miembros más ancianos y los más jóvenes de la familia. Si consideramos estos factores podremos dar con una definición: el trabajo doméstico es aquel que se lleva a cabo en el hogar para atender las necesidades propias y las de otros, e incluye labores como la limpieza, la preparación de la comida, la compra, el cuidado de los niños y ancianos y de cualquier familiar, o miembro enfermo de la unidad de convivencia.
3 – Trabajo voluntario
Se entiende como trabajo voluntario el uso del propio tiempo en actividades no remuneradas destinadas a la ayuda a terceros distintas del trabajo doméstico. El trabajo voluntario comprende un amplio abanico de áreas que incluyen los servicios sociales, la atención médica, la educación, la solidaridad con las personas empobrecidas o que sufren discriminación, los proyectos de reinserción de personas recluidas en prisión, el asesoramiento a mujeres víctimas de agresiones, el cuidado de pacientes con enfermedades relacionadas con el VIH, la asistencia a las poblaciones afectadas por catástrofes naturales, la ayuda a los refugiados y al tercer mundo.
La motivación del trabajo voluntario suele ser la satisfacción personal que genera la propia actividad. Este sería el caso de las tareas de tipo autotélico, en las que el premio reside en su misma realización. La acción autotélica es opuesta a la instrumental, donde el proceso es secundario y simplemente un medio para lograr un fin, que es lo que cuenta. El trabajo remunerado es, con algunas excepciones, básicamente instrumental. Dada la necesidad de adquirir algunos productos esenciales (comida, vivienda, ropa…) es obligado encontrar el dinero con que obtenerlos y, para la mayor parte de la gente, el empleo es la única vía para conseguirlo.
El artículo 32 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos reza: “Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libertad de elección de empleo, a condiciones justas y favorables de trabajo y a la protección contra el desempleo”. Lamentablemente la verdad de fondo es que no es el trabajo, sino una existencia material garantizada la que otorga dignidad a la vida humana.
¡Nos vemos en proximas entradas!
Deja una respuesta