Varias empresas y bancos han anunciado estos días que trasladarán sus sedes sociales. Y muchas otras han advertido que lo están estudiando.
En realidad, el cambio del domicilio social de una sociedad de un territorio a otro es algo más simbólico que efectivo. No implica obligatoriamente el traslado de sus centros operativos o de producción, con lo que, si esos centros no se mueven, no tiene por qué afectar al grueso de su plantilla ni a la relación con sus clientes.
Así, por ejemplo, el Banco Santander tiene su sede social en la ciudad de Santander y sus servicios centrales se sitúan en Madrid, el mismo lugar donde el BBVA sitúa su cuartel general, pese a tener su domicilio social en Bilbao. Ocurre algo similar con la constructora FCC, con sede social en Barcelona y centro operativo en la capital madrileña.
Transmitir tranquilidad y garantizar la conexión con el BCE
El lugar donde se encuentra el domicilio social sí es importante porque marca dónde está la dirección de una empresa o entidad, su efectiva administración, en definitiva: el mando de la compañía.
En el caso de los bancos, el cambio de la sede anunciado por el Banco Sabadell y Caixabank es una cuestión de imagen, de transmitir tranquilidad a sus clientes y minimizar posibles fugas de capitales.
Por añadidura, y ante la incertidumbre, el traslado de sus domicilios sociales garantiza a los bancos su asociación con el Fondo de Garantía de Depósitos, que protege los ahorros de los clientes en casos de inestabilidad.
También deja fuera de toda duda su conexión con el Eurosistema y el BCE, garante de la solvencia de los bancos que están bajo su paraguas, a los que proporciona la liquidez necesaria para que sigan operando.
Afecta a parte del pago de impuestos
Por otro lado, el lugar donde radica una sociedad determina las normativas que se le aplicarán, por ejemplo, en cuanto a algunos impuestos.
La Ley General Tributaria establece que el domicilio fiscal de una empresa será el mismo que el domicilio social siempre que en él esté efectivamente centralizada su gestión administrativa y la dirección de sus negocios.
El mayor tributo que pagan las empresas es el Impuesto de Sociedades. Este gravamen es estatal, por lo que no influye el lugar de la sede: lo recauda la Agencia Tributaria y se redistribuye entre las comunidades en función del sistema de financiación autonómica.
Pero otros tributos son municipales o autonómicos y se pagan allí donde se localice ese domicilio social. Es el caso, por ejemplo, del impuesto de actividades económicas o el del de transmisiones patrimoniales, que grava operaciones societarias, como ampliaciones o reducciones de capital.
Respecto al impuesto de actividades económicas, el secretario general de Gestha, José María Mollinedo, ha explicado este viernes que se paga en el lugar donde se encuentra cada una de las sedes, oficinas o sucursales de una compañía. De esta forma, en lo referente al cambio de sede social, sólo afectaría en el pago por el local o edificio que desaloja en la comunidad de la que sale. El resto de oficinas o locales que se mantengan en el mismo lugar seguirán abonando el impuesto en esa autonomía.
En cuanto al impuesto de transmisiones patrimoniales, el Ministerio de Hacienda ha eximido de su pago a la mayoría de operaciones societarias y, en la actualidad, sólo recae en las reducciones de capital y las disoluciones de sociedades.
Modificaciones legales para facilitar el cambio de sede
El domicilio social viene establecido en los estatutos de una sociedad, por lo que para cambiarlo deben modificarse esos estatutos. Por este motivo, ese proceso exige la aprobación de la junta de socios o, en caso de las sociedades de capital, de la junta general de accionistas.
Sin embargo, en 2015, el Gobierno modificó la Ley de Sociedades de Capital para facilitar que pudieran trasladar su sede social con rapidez dentro del territorio nacional.
Así, se les permitía trasladar el domicilio social con el acuerdo de su consejo de administración y sin pasar por la junta de accionistas, siempre y cuando sus estatutos no dijesen lo contrario.
¡Nos vemos en próximas entradas!
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